Cueva de La Loja

Cueva de La Loja

La Cueva de la Loja. Historia.

La cueva de La Loja se encuentra situada a escasos 400 m de la localidad de El Mazo, entre Panes (capital de Peñamellera Baja) y Buelles, en la margen derecha del río Deva, sobre un escarpe rocoso de calizas caborníferas desde las que se domina todo el valle. Orientada al este, el vestíbulo de entrada tiene una anchura de 4 x 12 m; de aquí parte una galería de unos 98 m de longitud, que presenta una diaclasa lateral con salida al exterior (la galería Terchalviorch). Al final de la galería principal, y a la izquierda se aprecian asimismo dos sifones en funcionamiento: el primero, el sifón Breuil, funciona según el arquetipo vauclusense, y el segundo, el sifón Mengaud, absorbe el excedente de caudal hídrico originado por las lluvias. Apenas tiene fenómenos de estalagmitación.

Cuatro meses después del descubrimiento del Pindal, el día 23 de agosto de 1908, Hermilio Alcalde del Río, H. Breuil y L. Mengaud encuentran la cueva, quizás por noticias de la gente del lugar que la conocían desde antiguo. Este hallazgo, con una descripción de sus manifestaciones artísticas fue publicado en la obra Les cavernes de la Región Cantabrique en 1911, editada bajo el patrocinio del Instituto de Paleontología Humana de París, bajo el patrocinio de S.A.S. Alberto I de Mónaco. En su entrada conservaba los restos de un yacimiento que fue examinado sin mucho detenimiento por Hermilio Alcalde del Río al descubrirla; luego, en 1926 fue Jesús Carballo quien realizó excavaciones y luego, en 1929, el conde de la Vega del Sella, cuyas prospecciones le permitieron concluir que existía un nivel Magdaleniense, quizás del Magdaleniense inferior, algo que no afirma rotundamente por la escasez de material. En 1977 Gómez Tabanera realizó otra excavación pero sin lograr obtener mayores precisiones.

Representaciones

Las principales representaciones artísticas de la cueva de la Loja son:

Vestíbulo

A unos 5 m de la entrada aparece en la pared derecha y bajo un saliente, aparece un signo pintado en rojo de difícil interpretación; fue descrita en 1911 como una mancha alargada, roja, desteñida e indescifrable, vestigio de una antigua pintura corroida y que se descomponía en bandas transversales.

Aparece aquí también, pero en la pared izquierda y en la parte superior de una pequeña cavidad una vulva pintada en negro, formada por dos líneas curvas que se juntan en los extremos, formando una figura casi ovalada; también dentro de la cavidad y en su exterior aparecen digitaciones en negro.

Cerca de la anterior, aparece, muy borrosa, la posible figura pintada en ocre de un bisonte que aprovecha el relieve natural de la roca para dar la forma del cuerpo. Existieron otras representaciones en el vestíbulo, pero hoy día están reducidas a manchas borrosas más o menos grandes del mismo color.

Galería

En una cavidad alta y estrecha que existe en la parte derecha de la galería, destacan, si bien son figuras de una cronología más adelantada, de la Edad del Bronce, un signo serpentiforme bastante llamativo, pintado en negro, y una figura aparentemente humana, con piernas y brazos extendidos, difícil de apreciar por estar muy elevada. Cerca y en la parte derecha aparece el grabado, bastante desgastado, de una cierva, en la que para recrear la cabeza se aprovechó un relieve de la roca; mide unos 30 cm. Existe, fruto del vandalismo, una figura humana con unas letras pintadas que lamentablemente cubren los restos de otra pintura de la que apenas se aprecia una línea vertical roja, algo curva, que podría ser la parte del cuello o los cuartos traseros de un animal. En la parte final de la galería aparecen dos ciervas pintadas en negro.

El Panel Principal

Conocido por la gente del lugar como La Torada de La Loja, este panel se encuentra en la parte derecha de la galería, a unos 46 m de la entrada de la cueva, y en él aparecen las representaciones de 6 figuras y un signo en forma de aspa. Está a unos 3 m de altura en una especie de pirámide estalagmítica que baja desde el techo y forma varias repisas convexas, muy deslizantes, que tienen una capa de dióxido de manganeso de modo que la roca toma en esas zonas un color negro. Las figuras están grabadas en esa costra negra, de una forma similar a pintar con tiza una pizarra; este grabado no se transmite a la roca, por lo que en las zonas en las que ha desaparecido la capa de manganeso también se ha perdido el grabado. Se ha especulado sobre si esta capa de manganeso, que tiene agua como aglutinante, fue aplicada por el hombre primitivo o si es algo natural que luego se aprovechó para dibujar los trazos.



La identificación de los animales no resultó fácil ya desde el principio, especialmente por la mala conservación del último animal. En la descripción original de 1911 se describe como compuesta por dos bóvidos que destacan en la parte delantera y que abren la marcha hacia la izquierda, uno en la parte superior y otro en la inferior; entre ellos aparece la cabeza de otro animal de la misma especie y es seguido por otros dos, representados prácticamente completos. Cerrando el conjunto aparece otro, que Breuil interpretó como un carnívoro en 1911, un lobo; posteriormente el mismo autor, en la obra de 1952 Quatre cents siècles d'art pariétal. Les cavernes ornées de l'age du renne, modifica algunos aspectos de la descripción al hablar de cuatro bóvidos hembra (olvidando una representación), y un ternero. Años más tarde, en 1951, Leroi-Gourhan convierte al lobo - ternero en un bóvido macho adulto; sobre la figura superior dice que suscita un problema de identificación: parece, como la cabeza que está inmediatamente debajo, tener los cuernos abatidos hacia delante; pero sin embargo su silueta evoca mejor un caballo que un bóvido.

Las figuras centrales de bóvidos, considerados por Breuil en 1952 como Bos brachyceros, están bastante desproporcionadas, con la cabeza bastante pequeñas para el tamaño corporal que presentan.

El panel se creó no para ser visto de frente, si no desde unos metros a su derecha, desde donde la conformación rocosa de la cueva hace aparentar que los animales están en marcha y saliendo de una zona tapada por la roca, estando el último animal saliendo de esa zona, por lo que está representando sólo en su parte delantera.

Cronología

Alcalde del Río, Breuil y Sierra consideraron en 1911 que los grabados fueron realizados al comienzo del Magdaleniense, si bien podrían ser de finales del Perigordiense. En 1952 Breuil sitúa los grabados en esta última época, y las investigaciones posteriores los engloban dentro de las últimas etapas del Magdaleniense.

Aula didáctica

En el entorno de la cueva de La Loja existe un aula didáctica cuya temática gira en torno al arte rupestre cobijado en la cueva y a las riquezas prehistóricas del concejo. De paso, se dan unas pequeñas nociones generales de la Arqueología y Prehistoria tanto a nivel Asturiano, de la Cornisa Cantábrica y Europa. El objetivo fundamental de este Aula es introducir al visitante en el Arte Prehistórico del lugar, especialmente la Cueva de La Loja, y despertar su interés y motivarle a conocer otras cuevas con arte rupestre como la Cueva del Pindal, la Cueva de Tito Bustillo o la Cueva del Buxu. En el aula existen además vitrinas con material extraido de hasta 23 yacimientos locales, entre los que destacan azagayas talladas, candiles de ciervo tallados, útiles varios y textos relacionados con la historia de la cueva de La Loja.

Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Cueva de La Loja

Dispones de 6 fotografías de Cueva de La Loja

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