Cueva de Las Monedas

Cueva de Las Monedas

Situación y descubrimiento

La Cueva de las Monedas es otra de las importantes cavernas situada en el Monte Castillo de Puente Viesgo, conocido también como La Montaña Sagrada, a unos 675 metros de la conocida Cueva de El Castillo. Situada en el NO del monte, a unos 187 m de altitud, su boca se abre en la escarpada ladera a unos 80 m sobre los caseríos situados más abajo. Está a unos 150 m de la entrada de la Cueva de La Pasiega y a la misma altitud, pudiendo acceder a ella por el camino que se abrió en 1952 para dinamizar los accesos a las cuevas.

La historia de la Cueva de Las Monedas está intimamente ligada a lo que fue la ciudad troglodítica del Monte Castillo. Fue en 1903 cuando Hermilio Alcalde del Río descubrió la Cueva de El Castillo con sus pinturas y sus grabados, publicando sus estudios junto con H. Breuil y Lorenzo Sierra en el clásico Les Cavernes de la Région Cantabrique. Fue H. Obermaier quien después continuó las investigaciones, durante las cuales, en mayo de 1911, se descubrió la importante Cueva de La Pasiega.

A partir de 1950 comenzaron los trabajos para mejorar los accesos a las cuevas, que principalmente consistieron en acomodar el interior de las mismas para hacer más fácil la visita y en la construcción de un camino horizontal por el monte desde la Cueva de El Castillo a la Cueva de La Pasiega. La realización de este camino dejó a la vista numerosas grietas y fisuras, lo que hizo pensar a los investigadores, Jesús Carballo y García Lorenzo, en la posible existencia de nuevas cuevas; así, realizaron un estudio de las fallas del monte, fruto del cual y de la exploración de las grietas localizadas en estas zonas se produjo el hallazgo de la Cueva de La Flecha, una intrincada cueva sin arte pero con un yacimiento del Musteriense en su vestíbulo. Lamentablemente este yacimiento fue destruido al ensanchar la entrada para facilitar el acceso a la cavidad; con la ayuda de Joaquín González Echegaray se recuperaron numerosos restos que habían sido arrojados por la ladera y se depositaron en el Museo de Arqueología de Santander, quedando otros sin localizar. En 1953 se descubrió la Cueva de Las Chimeneas, cuyas pintuas y grabados fueron estudiados por J. González Echegaray.

Pero fue un año antes, en 1952, cuando se descubrió Las Monedas. Los primeros días del mes de abril de ese año, los trabajos de roza de la ladera para crear una plantación de eucaliptos dejó a la vista la entrada de la cueva, que fue localizada por el guarda Isidoro Blanco, que si bien ya la conocía desde los años 20 (llegó incluso a refugiarse en su vestíbulo durante una tormenta), había olvidado su localización exacta por la maleza. Dio aviso a Felipe Puente, el jefe de los guías de El Castillo, y a García Lorenzo, que la visitó el 8 de abril; durante esos días se encontraron las pinturas que albergaba. En el momento del descubrimiento se la denominó Cueva de los Osos por los abundantes restos de este animal que había en su interior, pero al poco, en las primeras exploraciones, se observaron en diferentes salas improntas de una bota con tres clavos en el talón. Siguiendo las huellas se localizó un lote de 20 monedas de la época de los Reyes Católicos, una de ellas resellada en 1563, en una profunda sima de 23 metros. Estas monedas, perdidas o escondidas en la cueva por un anónimo visitante del siglo XVI, son las que dan nombre a la cueva.

La cavidad

La cueva, de unos 700 m de longitud y orientada N-S, se inicia el vestíbulo, de techo plano, desde cuya parte izquierda y por una estrecha fisura se alcanza a la Primera Sala, donde se puede contemplar una bella cascada estalagmítica blanca y brillante. En esta sala, en su parte orienta, se realizó una excavación arqueológica. Tras bordear una torca se alcanza la Segunda Sala. Mas adelante, tras rebasar una zona más estrecha y dejando a la izquierda un montón de bloques se entra en la Tercera Sala, en cuyo centro destaca una gran torca y tras ella una impresionante cascada estalagmítica de diferentes colores; de su parte occidental parten las conocidas Galerías Superiores, denominadas así por encontrarse unos metros por encima de las restantes, y entre las cuales se encuentra la Galería de las Pinturas. Tomando dirección NO se entra en la Cuarta Sala, que en su día sería un sumidero, teoría que apoya la presencia de una sima o pozo (donde se encontraron las monedas). De esta sala parten 3 galerías, más o menos intrincadas y que posiblemente conectan con otras cuevas del Monte Castillo.

La Galería de Las Pinturas

Las pinturas rupestres de La Cueva de Las Monedas se encuentran principalmente localizadas en una pequeña galería conocida como la Galería de Las Pinturas; hay sin embargo otras muestras mucho más dispersas por el resto de la cueva. A esta galería se puede entrar por varios sitios: desde la Primera Sala, rebasando unos escalones y un sendero preparado para la visita turística; también desde un pequeño paso desde la Segunda Sala y desde la parte meridional de las Salas Superiores. En la parte media presenta una plataforma bajo la cual se puede transitar y donde comienzan a aparecer de forma más o menos visible las figuras; en la parte central está dividida por una gran laja vertical en la que en parte se apoya la plataforma y en cuyas paredes también presenta representaciones.

Historia de la investigación

Al año siguiente del descubrimiento se publicó, firmada anónimamente, la primera obra sobre la cavidad, que recoge, además de datos sobre el descubrimiento y diferentes actuaciones en el resto de las cuevas del Monte Castillo, unas primeras descripciones y calcos sobre los dibujos negros de Las Monedas. Casi 20 años después, en 1972, Eduardo Ripoll publica un estudio completo sobre las manifestaciones artísticas, en el cual nos hemos basado para elaborar la presente síntesis. Por último, recientemente otros investigadores han presentado nuevas figuras grabadas en el sector inicial de la cueva.

La información sobre el contexto arqueológico procede de recogidas de materiales de superficie, de diversos trabajos arqueológicos (varias catas y sondeos) realizados al poco del descubrimiento en diferentes sectores de la cueva y de las tareas de acondicionamiento de la cavidad para las visitas.

Los datos disponibles son escasos: huesos de oso y de ciervo, además de otros animales, fragmentos de cerámica tosca, piezas líticas en cuarcita y diverso material metálico (leznas y un hacha de bronce, hachas pétreas de basalto), además de las monedas ya mencionadas. Con la información disponible se puede apuntar que la existencia de varios esqueletos de osos indican la utilización de la cueva como espacio de hibernación, que es probable que la industria lítica indique la frecuentación de la cavidad durante algún momento indeterminado del Paleolítico, la existencia de ocupaciones humanas poco intensas (o incluso una frecuentación puntual) durante de la Edad del Bronce (2.000-1.200 a.C.) y el tránsito por la cavidad durante el siglo XVI.

El arte parietal

Para la descripción de las representaciones rupestres parietales de la Cueva de Las Monedas se ha seguido la monografía de E. Ripoll (1972). Todas las figuras han sido realizadas en trazo negro a base de carbón orgánico, más o menos embebido en la roca. Las figuras se numeran empezando por la entrada de la Primera Sala y recorriendo la galería en el sentido de las agujas del reloj.

  1. Grupo de líneas con aspecto de triángulo de 22 cm de altura. Situado a la izquierda de la entrada a la Galería de Las Pinturas, es difícil asignarlo a una especie ya que no se finalizó la figura; es sin embargo posible categorizarlo como perteneciente a un bóvido o incluso un reno, o tal vez pudiera ser un signo no figurativo. Por fuera de éste, pero tocándolo, aparece un signo de 10 cm compuesto por un trazo principal complementado por otros secundarios a sus lados; puede pensarse que se trata de una flecha atravesando el flanco del animal. A unos 90 cm a la izquierda se encuentran unos signos similares a otros que hay por toda la galería y de difícil interpretación, pues hasta podrían ser los restos de restregar las teas de iluminación contra la pared.

  2. Reno orientado a la derecha, de 36 cm de longitud de cabeza a cola. No conserva toda la tonalidad negra completa ya que parte se ha desprendido; le faltan las patas anteriores, la línea posterior del lomo y también la cola. Sus patas posteriores, en las que no se representaron las pezuñas, aparece en una perspectiva muy lograda y muestran el corvejón. En la cabeza, donde aparece el ojo, las astas aparecen sin clavijas. En el cuerpo hay numerosas líneas para marcar los volúmenes; una de ellas parte del cuello, dobla en la espalda y casi se junta a la línea ventral.

  3. Reno orientado a la derecha, de 33 cm de longitud, a 11 cm a la derecha del anterior y algo por encima; forman una composición. Carece de patas delanteras, pecho y cabeza, de la que se conservan las astas, muy abiertas. La cola aparece levantada y una de las patas posteriores presenta una pezuña. En el interior aparecen trazadas varias líneas para indicar volúmenes. Es de destacar que el animal aparece inclinado hacia adelante, en una clara postura de estar pastando. En su parte delantera hay una figura que ha sido borrada.

  4. Grupo de líneas por encima de las astas del reno anterior. La izquierda es una forma angular abierta por abajo y que tiene tres trazos paralelos cortos en el interior. En la derecha hay un trazo vertical más grueso que en su extremos superior tiene una mancha cuadrangular. El espacio entre las líneas está emborronado.

  5. Bisonte incompleto en vertical con las patas a la derecha; sólo presenta una pata por par, pintadas rectas. Le falta la parte posterior de la línea dorsal, lo que acentúa el volumen de la pata delantera y de la cabeza.

  6. Caballo mirando a la izquierda de 40 cm de longitud.. La cabeza tiene el ojo representado gracias a una pequeña verruga estalagmítica que fue aprovechada para tal fin. En el cuello aparecen unos trazos indicando la crinera. La parte media del vientre tiene dos trazos rectilíneos muy perdidos que podrían ser unas flechas que han herido al animal. En la parte anterior sólo presenta una pata pero en la posterior, aunque muy difuminadas, las dos. La cola está representada por un trazo tan largo como las patas.

  7. Serie de líneas de interpretación difícil situadas bajo las figuras anteriores que podría ser un bisonte o un cáprido. Es una línea curva que continúa en su parte inferior por dos lineas paralelas; bajo ellas hay otras líneas que podrían ser las patas y el arranque del vientre. Ha sido interpretado como un macho cabrío.

  8. A unos 25 cm bajo el caballo nº 6 aparece otro caballo, incompleto, de 25 cm de longitud, con la cabeza a la derecha y baja; el hocico está sombreado y las orejas están bien dibujadas. La parte superior del cuello y la grupa se han indicado mediante un único trazo sinuoso; otra línea indica la parte superior del cuello y marca el arranque de una de las patas. El resto del animal o bien se perdió o nunca se pintó.

  9. Figura triangular con una línea encima, paralela a uno de los lados y con tres líneas rotas en vertical. Aparece bajo la figura anterior.

  10. Posible caballo o carnicero de 12 cm de longitud, puntado entre rugosidades estalagmíticas. Tiene una cabeza alargada con hocico puntiagudo, una línea dorsal que se continúa en la cola y otra línea que indica el vientre y pasa sobre las patas.

  11. Caballo de 51 cm de longitud situado en la bóveda de la galería. Carece de cabeza, de la que sólo se representó el tupé frontal y el inicio de las fauces. Tiene pintadas las cuatro patas y la cola.

  12. Caballo situado a 2 m del anterior, de 34 cm de longitud, algo más tosco y desproporcionado. Carece de patas traseras y sólo una de las delanteras. La cabeza tiene la forma redondeada típica de esta y otras cuevas, y solamente aparece una oreja.

  13. Otro caballo, de 25 cm de longitud, oculto en una cavidad entre unas formaciones estalagmíticas. Destaca su crinera indicada por un sombreado parcial que pasa por encima del cuello; carece de la mayor parte de la pata trasera y sólo tiene indicada una de las delanteras.

  14. Reno orientado a la derecha de 60 cm de longitud. Está incompleto en el dorso y grupa. La cabeza, algo levantada, presenta un ojo y una oreja, el primero realizado aprovechando dos pequeñas ranuras de la roca que se complementaron con pintura. La cornamenta tiene la rama delantera palmeada. La línea superior del cuello tiene un trazo vigoroso, similar a la del pecho, pero marcando el denso pelaje que tiene la especie en el pecho; carece de una de las patas delanteras, pero tiene las dos posteriores. El vientre se delimita por una línea más fina. Tiene además un trazo sobre el pecho, dos pequeños en los costillares y en la cadera unas manchas digitadas.

  15. Cérvido o cáprido orientado a la derecha, algo desproporcionado por ser más largo de lo que debería; mide 42 cm de longitud. La simplificación de la figura hace que tanto la cabeza como la revista estén sólo insinuadas, le falta la parte inferior de las extremidades delanteras y las líneas del cuello y dorso tienen numerosos cortes. La zona posterior de la representación podría hacer pensar que se trata de un reno.

  16. Varias líneas que corresponden a figuras desaparecidas, pintadas bajo el ciervo 14. Bajo las patas de éste se encuentran los restos de otra figura que se puede interpretar como una cabra montés de 28 cm de longitud, con un cuerno arqueado representado por una línea punteada; carece de cabeza y algunas partes de la silueta, pero se le intuyen las cuatro patas.

  17. Caballo sin cabeza de 28 cm de longitud y 26 cm de altura; es una bella representación por su trazo. La pata trasera es algo imprecisa en la parte inferior, pero en la delantera se representó hasta la pezuña de la misma. Por debajo aparece otra figura que también podría ser de un caballo orientado a la derecha, pero muy desvanecido y del que sólo se le aprecia claramente los trazos de las patas traseras; ciertos detalles de esta figura, de 67 x 30 cm, aparecen representados por la forma natural de la roca.

  18. Trazo vertical de 26 cm junto al que aparece la parte una representación incompleta de la parte delantera de un animal que no es posible determinar con seguridad, si bien aparenta un caballo, pero que también ha sido interpretado como un mustélido, quizás una garduña, armiño o comadreja. En la cabeza aparecen dos pequeñas orejas y su cara se bifurca al surgir del hocico un trazo recto; la parte inferior del cuello se interrumpe bruscamente; aqui aparece un trazo curvo independiente al resto de la figura.

  19. Conjunto de unos 20 trazos cortos que no aparentan representación figurativa excepto los de la derecha, que simulan una cornamenta de ciervo.

  20. Caballo en vertical con las patas a la izquierda. Es una de las representaciones más bella de la cueva; todas sus partes están elegantemente dibujadas salvo la cabeza, algo más tosca. En el hocico tiene un trazo transversal algo difuminado. Tiene representados los ijares y la crinera, y en el vientre unos trazos paralelos pueden indicar o bien el pelaje o el volumen de la panza, sugiriendo una posible preñez del animal o un caballo con el pelaje estival. La cola es un trazo largo que llega más abajo que las patas; las anteriores están incompletas y de las posteriores sólo se pintó una con doble línea. Tiene 65 cm de longitud y 44 cm de patas a cabeza.

  21. Reno de 67 cm que forma un conjunto con la anterior figura; está en posición vertical, con las patas a la derecha. La cabeza y el cuello muestran un realismo inusitado, y el hocico aparenta estar abierto enseñando la lengua; también presenta ojo y oreja, y la cuerna curvada hacia atrás con dos ramas delanteras. El pelaje que tienen los renos bajo en la parte inferior del cuello también aparece pintado. El dorso está representado por una línea discontinua que deja manifiesta la giba. De las dos patas delanteras sólo presenta una en parte, y las traseras son bastante conveccionales; la cola es una pequeña línea vertical. A la derecha de esta figura aparecen algunos trazos perdidos que insinuan la presencia en su tiempo de un animal también en vertical, con las patas a la derecha.

  22. Cuadrúpedo, posiblemente un caballo, de 77 cm de longitud, orientado a la izquierda, que ha sido pintado en posición de galope. Está situada en la parte más septentrional de la galería. Es una representación tosca, lamentablemente con la parte delantera oculta por una capa estalagmítica que deja transparentar algunos trazos de la figura.

  23. Grupo de signos o contornos inacabados. Aparecen unos trazos curvos, cículos, líneas rectas, algunas superpuestas, ocupando una superficie de 30 x 33 cm. Aparece en todo este conjunto un pequeño tectiforme con un pequeño animal esquematizado en el interior. Este conjunto, en total, mide hasta 120 cm de longitud.

  24. Grupo de siete trazos verticales ligeramente inclinados a la derecha. Algunos han interpretado este signo como perteneciente a un caballo acéfalo. Este conjunto mide 100 x 84 cm.

  25. Oso mirando a la derecha, del que se conserva la cabeza, la parte dorsal y la posterior. En la cabeza se aprecia la oreja, lengua y ojo.

  26. Figura de animal de difícil interpretación. Presenta cabeza (con oreja, ojo y aparentemente un cuerno), cuello, arranque del pecho; de la punta del hocico surge un línea que forma una doble curva de la que salen cuatro trazos a la izquierda, que posiblemente quisieran representar una giba o grupa, posiblemente de un bisonte. Por fuera de este perfil hay varias líneas de difícil interpretación; entre esta figura y el oso anterior hay 14 líneas que convergen hacia un mismo punto; una de ellas se superpone incluso al ojo del oso.

  27. Dos cápridos en posición ascendente a la derecha, representados a unos 25 cm por debajo del oso. En parte están cubiertas por una capa estalagmítica que permite ver por transparencia los trazos de los animales. El primero está reducido a cabeza y cuello, con hocico puntiagudo, un cuerno pequeño y una oreja; el cuello es muy alargado, y del cuerpo sólo perduran unos trazos en la izquierda. El segundo presenta una llamativa línea dorsal, con la marca de la cruz y la cola; presenta las dos patas posteriores, la línea ventral doble, pecho, patas delanteras y cabeza con oreja, ojo y cuerno. Es posible que esta composición represente un macho y una hembra. Hacia la izquierda de estas figuras aparece un grupo de trazos y puntos.

  28. Caballo orientado a la derecha de 56 cm de longitud, sin cabeza pero con crinera, ésta indicada por la forma de la roca; su cola es corta, y en la parte media de las patas traseras presenta una línea que quizás sea una lanza.

  29. Posible yegua superpuesta al caballo anterior, inclinada, que presenta la pata posterior y el vientre pintados en trazo fino.

  30. Grupo de líneas y signos de difícil interpretación situados bajo las dos figuras anteriores. Bajo la última aparece un trazo en zigzag y un pectiniforme con las ramas cortas y gruesas. Hay una figura con forma de estrella de cinco puntas. Bajo el caballo aparecen unos trazos que pudieran ser de un zoomorfo mirando a la derecha, pero ya casi desaparecido.

  31. Caballo de 20 cm con la cola larga en posición de marcha a la derecha. Se representó por trazos cortos; le falta la parte superior de la cabeza.

  32. Caballo mirando a la derecha, de 45 cm de longitud, completo, con la cabeza y la crinera bien ejecutadas. Presenta ojo, patas y una cola larga. Tiene numerosos trazos dispersos, algunos que podrían pertener a un caballo en vertical con las patas a la derecha.

  33. Parte posterior de un animal hacia arriba. Está superpuesto y por debajo de la figura anterior.

  34. Parte delantera de un caballo con la misma orientación de la figura anterior. Tiene una cabeza tosca, globular. Mide 43 cm de longitud en la forma conservada.

  35. Trazos bajo las figuras anteriores, que pueden ser manchas de colorante, al igual que otros observados en la misma galería.

Valoración artística

Las representaciones rupestres parietales de Las Monedas son un conjunto homogéneoy sincrónico. Tanto el tipo de técnica (dibujo en negro) como los caracteres formales y estilísticos (figuras naturalistas) así lo atestiguan, a lo que se une además la localización de la mayor parte de las representaciones en un sector muy concreto.

Se trata de un conjunto diverso en el que destacan los renos, el oso y el posible mustélido, siendo los caballos las figuras más representadas. Son animales escasamente representados. No son simples contornos de figuras, ya que se dedica una atención especial a la anatomía interior (despieces interiores, pelaje, anatomía secundaria, sentido volumétrico, etc.) y a la perspectiva correcta de las extremidades, lo que transmite un cierto grado de realismo fotográfico. A pesar de ello, se documentan algunas desproporciones, ya que contratan algunos cuerpos voluminosos con cabezas pequeñas. Cronológicamente siempre se asignaron las figuras a una fase Magdaleniense medio o superior (13.000-9.000 a.C.). Sus características formales y estilísticas así permiten asegurarlo.

El encuadre temporal más preciso se ha definido a partir de la valoración de la presencia de los renos (animales de fauna fría), que son más frecuentes en momentos avanzados del Magdaleniense, y de las fechas obtenidas por AMS carbono 14 de un caballo y de un cáprido. Los resultados, entre 10.290 y 9.510 a.C., son coherentes con los datos aportados por la fauna, ya que en dicho lampos temporales el clima era frío, en correspondencia con la llamada fase climática Dryas II.

Visitas

La cueva está abierta al público todo el año, salvo algunos días puntuales. Es necesaria la reserva previa para poder visitarla, y se recomienda hacerlo a la vez que la Cueva de El Castillo, situada a escasa distancia. La visita dura 45 minutos; la reserva debe efectuarse en la web www.culturadecantabria.com o en el teléfono 942 59 84 25 o fax: 942 59 83 05.

Fuente y bibliografía:
Wikipedia

Fotografías de Cueva de Las Monedas

Dispones de 12 fotografías de Cueva de Las Monedas

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