Guía de larvas de mariposas
Los lepidópteros son insectos que realizan una metamorfosis completa, pues poseen un ciclo vital con cuatro estadios muy distintos: huevo, oruga o larva, crisálida o pupa, y adulto o imago. El ciclo vital completo se denomina "generación", pudiéndose producir una o varias veces a lo largo del año.
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Las orugas o larvas de las mariposas presentan normalmente trece segmentos, además de la cabeza, que es esférica y robusta, con dos pequeñas antenas triarticuladas, seis pares de ojos simples y una boca con mandíbulas poderosas para masticar divididas en dos "labios", en uno de los cuales está situada la hilera, que es la salida de las glándulas productoras de seda, la cual es expulsada en forma líquida y se seca al contacto con el aire y es utilizada para importantes funciones: unir hojas para guarecerse, formar vías de huida o crear capullos para la crisalidación. Cada uno de los tres segmentos torácicos dispone de un par de patas verdaderas. Los diez segmentos abdominales llevan una serie de falsas patas ("propatas"), provistas de pequeños ganchos, ordenados en círculos o bandas, que les sirven para agarrarse a la planta nutricia. Los segmentos están provistos de una serie de orificios laterales, denominados espiráculos, de función respiratoria. A lo largo del exterior del cuerpo se distribuyen grupos de pelos o espinas, los cuales tienen principalmente función sensorial, aunque también pueden servir de protección contra los depredadores. En este sentido, algunas orugas presentan una glándula evaginable detrás de la cabeza, llamada osmeterio, que emite una sustancia de olor desagradable que repele a los depredadores, como Papilio machaon. Los órganos internos son prácticamente iguales en todas las orugas, y su disposición es similar, a grandes rasgos, a los de la futura mariposa. Los órganos digestivos y el cuerpo adiposo, que servirá de reserva energética para la mariposa, ocupan la mayor parte de su espacio corporal. En cuanto a la respiración, en todos los insectos el aire se distribuye a los tejidos por medio de un sistema de espiráculos, tráqueas y traqueolas. Estas últimas se ramifican abundantemente a lo largo de los tejidos, donde se produce el intercambio del oxígeno y el dióxido de carbono. La presencia de unos extraños penachos de traqueolas en el extremo posterior de muchas orugas se explica actualmente como una especie de "pulmones", que funcionan en momentos de escasez de oxígeno.