Localizado en la zona central de la Cordillera Cantábrica, los límites del Parque de Somiedo coiciden con los del concejo del mismo nombre. Limita al sur con la Provincia de León, al este con el concejo de Teverga, al norte con el de Belmonte de Miranda y al oeste con los de Tineo y Cangas del Narcea.
Su acceso más cómodo es por la Carretera Comarcal AS-227, que desde Cornellana (Salas), alcanza Pola de Somiedo y luego León atravesando el Puerto de Somiedo. También, aunque de más dificultar, desde Teverga se puede alcanzar el Parque atravesando el Alto de San Lorenzo.
Estado de protección: Declarado por Ley 2/88. IV Plan Rector de Uso y Gestión aprobado por Decreto 22/2007.
Declarado Lugar de Importancia Comunitaria de Somiedo.
Declarado Zona de Especial Protección para las Aves de Somiedo.
Declarado Reserva de la Biosfera de Somiedo
Localización: concejo de Somiedo.
Superficie: 29.137 hectáreas
Accesos: desde Cornellana por la Comarcal AS-227
Vegetación característica: hayedos y robledales.
Fauna característica: oso pardo, urogallo cantábrico (especies en peligro de extinción), rebeco, corzo, venado y aves rapaces
El territorio
El territorio de Somiedo se organiza en cuatro valles principales. El área más occidental es surcada por el río Pigüeña, que corre de sur a norte para confluir con el río Somiedo casi en el límite septentrional del Parque. El valle es recorrido por la carretera que desde Aguasmestas, puerta del Parque, se dirige a la localidad de Villar de Vildas.
Seccionando en dos mitades el ámbito del Parque, el río Somiedo corre también en dirección sur a norte, buscando la confluencia con el Pigüeña en Aguasmestas. Siguiendo el cauce, discurre el principal eje de comunicaciones del concejo, la Carretera Comarcal AS-227 que desde Aguasmestas remonta el valle para rebasar el Puerto de Somiedo en dirección a la Babia leonesa, dando servicio a tres de las principales poblaciones del Parque: La Riera, en la parte baja; Pola de Somiedo, capital y centro geográfico del concejo; y El Puerto, en la cabecera del valle.
Por la derecha, a las aguas del río Somiedo se unen las del valle de Saliencia y las del Río del Valle, ambos en dirección sudeste a noroeste. Por el primero de ellos discurre la carretera que se dirige a la localidad de Saliencia y salva luego la cordillera por el Alto de Balbarán. El segundo, aguas arriba, ha servido para el trazado de la carretera al pueblo de Valle de Lago.
El ámbito del Parque incluye treinta y nueve entidades de población que censan algo más de mil seiscientas personas. Dicha población sufrió una marcada regresión desde inicios de siglo que parece haber sido contrarrestada por la declaración del Parque en 1988 y las nuevas oportunidades de empleo que ello supuso.
El territorio descrito es, desde el punto de vista ambiental, uno de los más valiosos de la Cordillera Cantábrica, pues a su alto grado de conservación une una originalidad y una diversidad ambiental y paisajística únicas, que hacen que en este espacio aparezcan la mayor parte de los ecosistemas y especies que caracterizan al área central de la Cordillera Cantábrica. Dicha singularidad se debe a la gran variedad de sustratos litológicos, al fuerte relieve, a las peculiares condiciones climáticas de un área en la que el carácter oceánico general de la cornisa cantábrica se ve matizado por una cierta continentalidad de origen orográfico, y a su situación biogeográfica.
Valores antropológicos
A su valioso patrimonio natural, Somiedo une un acervo cultural y humano no menos singular. En este área han convivido a través de los siglos dos grupos humanos social y culturalmente diferentes: vaqueiros de alzada y xaldos. Sobre el origen de los primeros el ideario popular ha desarrollado todo tipo de teorías: descendientes de esclavos romanos, de astures que traicionaron al rey Pelayo, moriscos, esclavos revelados en tiempos del rey Aurelio, normandos vencidos y un largo etcétera de fantasiosas interpretaciones. Lo cierto es que constituyeron un grupo humano diferenciado socialmente, y a menudo perseguido, que practicaba una trashumancia de largo recorrido, desplazándose con familia, rebaños y enseres desde las áreas bajas de la región a los altos pastos somedanos para allí habitar durante el verano. La peculiar idiosincrasia de los vaqueiros de alzada hace que las gentes somedanas atesoren un rico patrimonio de ritos, mitos y folklore popular diferentes de los del resto de la región. A ello se añade una extraordinaria riqueza de elementos materiales y de arquitectura tradicional.
Los elementos etnográficos más singulares son las cabanas de teito, construcciones estrechamente emparentadas con las que debieron conformar los primitivos castros prerromanos, compuesta de paramentos verticales de piedra y cubierta vegetal de escoba (Cytisus scoparius) y piorno (Genista florida subsp. polygaliphylla), de evidente paralelismo con las pallozas de cubierta de centeno que pueden observarse más al oeste, en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea y del Ibias.
En las brañas situadas a mayor altitud se construían cabañas más primitivas y de reducidísimas dimensiones, los corros y los chozos, construcciones de planta circular rematadas por una falsa cúpula de grandes losas de piedra que se recubrían de tierra y tepes de césped vivo.
No dejes de visitar el Ecomuseo de Somiedo, que nace a partir de un proyecto que el Ayuntamiento encarga al antropólogo Adolfo García Martínez en 1991, con el objetivo de difundir el medio natural y el patrimonio cultural de Somiedo.
Geología de Parque Natural de Somiedo
No es posible explicar la gran variedad faunística y florística del parque sin hablar antes de los variados sustratos geológicos que afloran en el parque. Somiedo forma parte de la Zona Cantábrica, la más externa de las zonas litológicas en las que se ha dividido el Macizo Hercínico Ibérico. Presenta esta zona una secuencia de materiales que se extienden desde el Precámbrico Superior al Paleozoico Superior, deformados y fracturados, sin metamorfismo apenas o magmatismo, durante la Orogenia Hercínica que tuvo lugar en el Carbonífero.
Las rocas más antiguas son las Pizarras del Narcea, de unos 700 millones de años, que afloran en la parte SO, en las cercanías del Lago Bueno. Areniscas y cuarcitas del Paleozoico inferior, de 570 a 470 millones de años prosiguen la serie; en ellas se encontraron los primeros fósiles cantábricos, entre los que destacan los trilobites; estas areniscas y cuarcitas, entre las que hay una veta carbonatada, son el sustrato que aparece en la parte occidental del río Pigüeña y las cabeceras de Teverga.
Tras las cuarcitas del Ordovícico Inferior, que por su resistencia originan relieves muy escarpados, hay un extensa época sin registro sedimentario, siendo lo siguiente en aparecer una sucesión del Silúrico - Devónico, en la que calizas, pizarras y areniscas alternan debido a la sedimentación originada en un plataforma poco profunda. En las calizas hay formaciones de arrecifes y numeroso restos de organismos bentónicos, prueba de que esos ambientes estaban ocupados por un mar cálido entre 400 y 370 millones de años. Las formas paleozoicas continuan con un conjunto de calizas masivas del Carbonífero Inferior, que dan lugar a una alineación montañosa que cruce el parque por el centro del SE al N; las Calizas de Montaña son las más destacadas, con sus tonos grises o incluso negros al romperlas; estas rocas aparecen en el Lago del Valle, Lagos de Saliencia, desfiladero de La Malva y La Riera.
A continuación, la Orogenia Hercínica deformó estas rocas, facturándolas y plegándolas, haciendo emerger todo el conjunto; existen pliegues de esta época muy vistosos, como el que aparece por debajo de Arbeyales. El relieve formado en esta época se borró ya, siendo el actual originado por la Orogenia Alpina, responsable de la formación de los Alpes, Himalaya y Pirineos. La erosión de este relieve es el paisaje que actualmente observamos; heladas, lluvia, movimientos de ladera, dejan una profunda marca en el relieve de Somiedo; así, los desfiladeros y angostos valles son el fruto de la lenta acción de los ríos que desde esa época llevan excavando la roca.
Durante el Cuaternario, la zona más alta de Somiedo sufrió un modelado glaciar que daría lugar al ensanchamiento de los valles y a la aparición de numerosas formas y depósitos glaciares, provocando una marcada diferenciación entre los paisajes de la zona baja y más alta del territorio que se evidencia especialmente en los numerosos lagos de origen glaciar presentes. A los anteriores factores se añaden el modelado kárstico, que afectó a las áreas de litología calcárea, y los numerosos movimientos en masa, favorecidos por la alta pendiente de las laderas.
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Código: CA051
Interés principal: Geomorfológico
Interés secundario: Estratigráfico. Minero-metalogenético. Hidrogeológico.
Unidad geológica: Depósitos, suelos edáficos y formas de modelado singulares representativos de la acción del clima.
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Código: CA017
Interés principal: Geomorfológico
Unidad geológica: Depósitos, suelos edáficos y formas de modelado singulares representativos de la acción del clima.
Flora de Parque Natural de Somiedo
La situación del Parque de Somiedo lo convierte en uno de los parajes más singulares de la Península Ibérica. La gran variedad de sustratos, el fuerte relieve, las peculiares condiciones climáticas (ya que el carácter oceánico general de la cornisa cantábrica se atenuado por una ligera continentalidad de origen orográfico), y su situación biogeográfica hace que el paisaje sea fundamentalmente verde, variado y conservando muchas de las unidades conocidas como climácicas, las más maduras de la evolución de la vegetación de la zona. Todo esto unido a su excelente conservación hace que podamos distinguir en el las siguientes unidades de vegetación.
- Bosques: situado entre la Asturias caliza y la silícea, junto a la gran variación de altitud que presenta, hace que en Somiedo se presenten la mayor parte de los bosques de la región. Cubren 11.666 hectáreas, el 26% de la superficie del parque.
Son muy llamativos en los crestones calizos soleados y bajos los densos encinares de Quercus ilex; ocupando unas 600 hectáreas, se encuentran en buen estado de conservación, principalmente por vivir en suelos esqueléticos o roquedos con una alta sequía, de muy difícil acceso. Los incendios y la explotación para leña hacen que las encinas no alcancen tallas muy elevadas. Estos son los unicos bosques perennes del parque.
En zonas de suelo rico y de naturaleza básica es posible encontrar bosques mixtos, formados por fresnos (Fraxinus excelsior), arces (Acer pseudoplatanus), robles albares (Quercus petraea), melojos (Quercus pyrenaica), algún olmo de montaña (Ulmus glabra) y tilos (Tilia platyphyllos), junto con espinos (Crataegus monogyna) y avellanos (Corylus avellana). Hay también alguna representación de bosques mixtos oligotróficos, donde aparecen abedules, cerezos silvestres (Prunus avium), servales (Sorbus aucuparia), robles (Quercus robur) y arces.
Antes de la regresión de los bosques causados por la ganadería, eran los robledales los bosques que más terreno ocupaban. Los menos extensos son los quejigales (Quercus faginea); entre los 600 y 1300 m en zonas solanas silíceas son los rebollares los dominantes; son más frecuentes los robledales albares, que forman un cinturón altitudinal. Los robledales son importantes para la vida silvestre del parque, no sólo por el cobijo que ofrecen, sino porque su fruto, la bellota, forma parte de la dieta de muchos de los animales que viven en él. Los tres tipos de robledales mencionados ocupan el 14% de la superficie arbolada.
Pero son los hayedos los bosques dominantes, al ocupar hoy día unas 7000 hectáreas, el 60% de la superficie boscosa. El haya (Fagus sylvatica), aparece en altitudes algo superiores a las de los robledales (900 - 1600 m), tanto sobre suelos ácidos como básicos, aunque generalmente en laderas orientadas al norte por requerir un cierto grado de humedad que les impide colonizar las solanas.
Las mayores altitudes a las que sube el bosque (de 1300 a 1800) están ocupadas por abedules (Betula celtiberica), de gran éxito en las laderas silícias altimontanas; ocupan 1381 hectáreas; su estrato arbóreo no es muy edenso pero presentan un sotobosque rico, colonizado por brezos blancos y arándanos.
En los ríos son los bosques de ribera los que tienen las condiciones idóneas para su desarrollo; el aliso (Alnus glutinosa), acompañado de fresnos, avellanos y arces, es sustituido en las partes altas de los cauces por formaciones de saucedas arbustivas y también en las zonas de corrientes.
Los castaños (Castanea sativa), en zonas bajas, son importantes por su fruto, la castaña, usada como alimento antiguamente; hoy día su interés es maderero.
Cabe destacar que las únicas coníferas aparece en la localidad de Villarín, donde se han plantado pinsapos y alguna sequoya, que se han mantenido por su buen porte.
- Prados y pastizales: la intensa actividad ganadera ha propiciado secundariamente la formación de grandes superficies (un 18% del parque) destinadas a prados de siega y pastizales. Los prados de siega se localizan principalmente en las cercanías de los pueblos y son segados al menos una vez al año, entre junio y julio. Las zonas más ricas del pastizal coinciden con las brañas, situadas a mayor altura y donde se lleva el ganado durante el buen tiempo.
- Matorrales: la degradación del bosque por quemas o talas conlleva a la formación de diversos tipos de matorrales, etapas de sustitución que ocupan unas 1500 hectáreas del parque. En las zonas calizas son frecuentes matorrales de aulaga (Genista hispanica subsp. occidentalis) y de brezales de Erica vagans. Las silíceas se pueblan de brezales de brezo rojo (Erica australis subsp. aragonensis) y carquexas (Genistella tridentata) o brecina (Calluna vulgaris), brezo blanco (Erica arborea) y arándanos (Vaccinium myrtillus). En suelos bien desarrollados dominan los piornos (Genista florida subsp. polygaliphylla) y la escoba negra (Cytisus scoparius), sustituidos en zonas más altas por el piorno orocantábrico (Genista obtusirramea).
- Vegetación subalpina: a partir de los 1700 m aparece este tipo de vegetación, donde las extremas condiciones (alto grado de innivación y frecuente congelación del suelo), impiden el desarrollo del bosque, siendo las comunidades arbustivas o herbáceas. Son frecuentes plantas de pequeño porte, como Saxifraga conifera, Androsace villosa, Festuca hystrix o Centaurea babiana en zonas calizas, y Dianthus langeanus, Juncus trifidus, Luzula cespitosa, Phyteuma hemisphaericum en las zonas silíceas. Sobresalen en las calizas matorrales de enebro rastrero (Juniperus communis subsp. nana) acompañado de la uva de oso (Arctostaphyllos uva - ursi) o pastizales de ovino, donde aparecen pequeñas gramíneas como Festuca hystrix, Festuca indigesta, Festuca burnatii, Koeleria vallesiana y otras; sen zonas silíceas el arándano Vaccinium uliginosum subsp. microphyllum es típico de estas zonas.
- Medios acuáticos e higrófilos: el modelado glaciar de la parte alta del parque ha dado lugar a la formación de cubetas que alojan numerosos lagos, lagunas o turberas, que sirven de hábitat a numerosas especies de flora alpina o boreal que alcanzaron esta región durante las glaciaciones. Así, el ajo rastrero (Apium repens), sólo se conoce en Asturias en una localidad del parque. Entre las especies de turbera, destacan el rocío de sol de hoja larga (Drosera longifolia) y la lentibularia menor (Utricularia minor), presentes en las turberas de Vega Cimera en el Puerto de Somiedo, o la potentilla arbustiva (Pentaphylloides fruticosa subsp. floribunda), la cinta de agua (Triglochin palustris) y la cola de caballo variegada (Equisetum variegatum), características de los suelos turbosos de Vega Ventana y los lagos Cerveriz y Calabazosa. En los roquedos calizos rezumantes, aparecen plantas como la coclearia de los Pirineos (Cochlearia pyrenaica), exclusiva de la cuenca alta del Pigüeña, o la centaura de Somiedo (Centaurium somedanum), endemismo orocantábrico citado sólo en algunas localidades de Teverga y Somiedo (el entorno del embalse de La Malva y las zonas bajas del valle de Saliencia). Por último, debe citarse en los tremedales de cervuno la presencia del junco cantábrico (Juncus cantabricus), especie de ámbito ibérico oriental citada en torno a los Picos Albos y las Lagunas de Promedio.
Listado de flora del lugar
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Fauna de Parque Natural de Somiedo
La gran variedad paisajística de Somiedo hace que albergue una rica variedad de vertebrados; un estudio realizado en 1986 mostró en un año 10 especies de anfibios, 10 de reptiles, 3 de peces, 101 de aves y 35 de mamíferos, sin contar quirópteros. Las especies más raras y emblemáticas son el oso pardo (Ursus arctos) y el urogallo (Tetrao urogallus).
Entre los mamíferos, el ungulado más abundante es el jabalí (Sus scrofa), cuya población está sufriendo un ascenso en los últimos años; abundan ciervos (Cervus elaphys) y rebecos (Rupicapra pyrenaica), éstos últimos reintroducidos en los años 70 tras su extinción en la zona en el siglo XIX. También aparece el corzo (Capreolus capreolus), si bien es más escaso. El lobo presenta algunos núcleos estables en el parque, y son también interesantes la liebre de piornal (Lepus castroviejoi), frecuente en las zonas abiertas de montaña, el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus) y la nutria (Lutra lutra), que ha colonizado los Lagos de Saliencia. Aparecen también entre los mamíferos zorros (Vulpes vulpes), martas (Martes martes), ginetas (Genneta genneta), gato montés (Felis sylvestris), garduñas (Martes foina) y tejones (Meles meles); micromamíferos como la musaraña de campo, la rata de agua y el ratón espiguero. Los murciélagos están representados por el murciélago grande de herradura (Rhinolophus ferrumequinum), el pequeño de herradura (Rhinolophus hipposideros ), el de cueva (Miniopterus schreibersi) o el de patagio aserrado (Myotis nattereri); en el bosque el murciélago orejudo dorado (Plecotus auritus) o el bosque (Barbastella barbastellus) y otros más ubicuos como el de ribera (Myotis daubentoni) o el enano (Pipistrellus pipistrellus).
Entre las aves destaca el águila real (Aquila chrysaetos), el alimoche (Neophron percnopterus), el azor (Accipiter gentilis) y el halcón peregrino (Falco peregrinus). Somiedo forma parte del núcleo occidental de nidificación del águila real, que incluye al menos dos parejas reproductoras, albergando además al menos cuatro parejas de alimoche. Tras las rapaces deben destacarse las diferentes especies de carpinteros, muy ligados a masas boscosas maduras. El pico mediano (Dendrocopos medius) o el pito negro (Dryocopus martius), se encuentran entre los más raros. Entre las aves de montaña debe citarse la perdiz pardilla (Perdix perdix), el gorrión alpino (Montifringilla nivalis), el treparriscos (Trichodroma muraria), el pechiazul (Luscinia svecica), el acentor alpino (Prunella collaris), la collalba gris (Oenanthe oenanthe ), o el roquero rojo (Monticola saxatilis).
Listado de fauna del lugar
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